Eran las 4 y 20 de la tarde y yo leía uno de esos panfletos que Anonymus metían bajo las puertas de las casas, también los botaban en las calles o los pegaban en las paredes, en los parabrisas de los carros y a veces los encontrabas hasta en tus bolsillos. Era otra de esas noticias sobre la Bomba de Hidrógeno, lo que está pasando, lo que se debe hacer, prepararnos para lo peor.
Desde que Corea del Norte atacó a los Ángeles todo es muy diferente, ya no es seguro salir, desde hace dos meses no es seguro nada ni nadie. Cuando alguien te habla sobre una tragedia y de lo horrible que fue nunca te imaginas de verdad lo que alguien en ese momento y lugar sintió y yo nunca dimensioné la gravedad de la bomba-H hasta que sus vestigios llegaron a mi puerta, ahora se muy bien que es una explosión en cadena de átomos con agentes de plutonio y combustible en una reacción de fisión-fusión-fisión, pero bueno, eso no importa.
El aire es tóxico, la comida es enlatada ya no quiero comer más atún, quiero carne, una hamburguesa por ejemplo, como las de antes con adición de tocino y una Coca-Cola bien fría. Tampoco hay comunicaciones donde vivo, pero me queda un radio de emergencia que mamá compró, a veces no hay luz, mucho menos internet, ya terminé de ver todas las películas en DVD que había en mi casa, solo queda una se llama “The Cove” me la obsequio mi ex novia la semana pasada, éramos vecinos pero últimamente se pone muy loca, la vi un par de veces gritando en su casa sin razón. Dicen que es por el aire.
Alex el vecino de enfrente salió con la cruceta de su papá y destrozó las ventanas de los autos en la cuadra, ya nadie dice nada, ya nadie hace nada. Pongo la película, se ve algo vieja pero gano un Oscar a mejor documental, Carol me dijo que trata sobre una mafia en Taiji-Japón donde explotan a los delfines que creo ya no existen, se los comen o los venden. Con esto compruebo que la humanidad siempre a estado demente, antes de la bomba y mucho más después, ahora lo mejor que puedo hacer es llamar a las autoridades y decirles como preparé a Carol.
Luego de que cayera la bomba todos en la escuela de culinaria suspendimos clases por eso no sabía si debía saltear los muslos con mantequilla ó con aceite de oliva. Hice una obra de arte y Carol fue la protagonista, pude hacer hamburguesas, no quedaron tan buenas pero estaban frescas.
Ahora lo que me queda son huesos, están en recipientes de plástico dentro de la nevera que ya no refrigera, huele mal y mientras veo la película saboreo lo último que me queda de Carol, unos deditos BBQ. Ella era vegetariana por eso quería que viera esa película, era muy dulce, literalmente su carne sabia muy diferente a las otras. La película de verdad me impactó, es muy fuerte, los delfines tenían una especie de sonrisa siempre, nacieron con ella y así los estuviesen rebanando por la mitad no podían cambiar su expresión era algo como el “Why so serious?” del guasón, a diferencia de lo que pasaba con una persona, en los delfines me entristecía. Ahg, pero ya no quiero más esto, debo llamar a las autoridades, confesarles todo y decirles que ya no quiero ningún tipo de carne, después del documental decidí ser vegetariano. Apague la tele, guarde el DVD en su lugar, lave los platos y bote los desperdicios, tomé una ducha. Ya no hay agua pero la expresión prevalece; limón, algo de bicarbonato y una toalla basta.
Me puse el abrigo de papá, tomé la radio de mamá, me senté en la sala y llamé a las autoridades, no contestaban, pasé horas llamando hasta que la radio dejó de funcionar, pensé que no tenia muchas opciones, me levante y caminé hasta la ventana, el día era gris y recordé donde guardaban la cuerda de escalada, podría hacer un nudo y colgarme como un bello adorno fuera de la casa. Era perfecto, busque la cuerda en cada habitación, moví cajones, ropa, cosas viejas que no sabía que existían, entonces la encontré, volví a la ventana, ya no quedaba mucha luz así que empecé a hacer el nudo.
“No puedo pensar vacío” decía mi vientre, el nudo salió mal, trate una vez más pero cuando tengo hambre me pongo de mal genio y no controlo bien mis manos, comenzó la jaqueca, entonces vi salir a Alex de su casa, se sentó afuera, se veía pálido pero tenia una sonrisa en su rostro, parecía un delfín a punto de ser rebanado.
Los muslos quedan mejor con mantequilla pensé.
Al final ya nadie dice nada, ya nadie hace nada.
Mi estómago crujió.
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